Esta nouvelle gótica fue escrita de una sentada por Carlos Fuentes, reconocido escritor mexicano, y recomiendo leerla de la misma forma. 

Tras ver un aviso en el diario, Felipe Montero se presenta en una vieja mansión colonial ante la dueña de casa, Doña Consuelo; una anciana enferma que lo contrata para que termine de escribir las memorias de su difunto marido. Con una paga atractiva, el hombre decide aceptar el empleo y en el camino se enamora de Aura, la supuesta sobrina de la anciana que hace las labores domésticas. Felipe intenta convencer a Aura para que se escape con él pero no todo es lo que parece. El lugar apesta a secretos que se irán revelando al mismo tiempo que crece el deseo por la joven Aura.

Para deleite de los amantes de la lectura, la editorial Zorro Rojo publicó está edición con las ilustraciones de la artista chilena Alejandra Acosta, quien ya me había cautivado con su arte en el libro La cámara sangrienta de Angela Carter. Aquí usa el mismo método en donde se pueden apreciar las texturas, los aromas y el tacto tal como el autor describe la mansión. 

Carlos Fuentes, por su parte, logra crear una atmósfera fantasmagórica que envuelve al lector y lo hace parte de la acción, ya que está escrita en segunda persona del singular. El misterio inunda los sentidos en esta historia cautivante. 

Publicada originalmente en el año 1962, se ha convertido en un clásico de la literatura latinoamericana. El eros y el tánatos se fusionan en Aura logrando una nouvelle que no los dejará indiferentes.