Tengo sentimientos encontrados con esta novela de King. 

Me ha resultado muy interesante el protagonista masculino, Johnny Smith. Él es un joven profesor enamorado que tras un accidente en la ruta queda en estado de coma durante cinco largos años. En ese ínterin pierde a la mujer que ama porque está se casa con otro hombre, su madre enloquece y su padre contrae muchas deudas con el hospital. Cuando contra todo pronóstico médico, despierta lo hace con una habilidad extrasensorial: puede ver el futuro y algo del pasado. Su madre está convencida de que forma parte de un plan divino. 

Toda la ficción gira alrededor de este pobre diablo. El vínculo que tiene con sus padres, con Sarah (su ex) con los médicos que no pueden creer que esté vivo, con los periodistas cuando se enteran de su nueva habilidad y con otros personajes que van apareciendo a medida que la trama avanza.

Lo que me resultó muy pesado es la bajada de línea política e histórica de los Estados Unidos, algo que ya forma parte de la narrativa del autor, pero que con La zona muerta lo hizo muy explícito porque está vinculado al desenlace y a esa misión tan especial que Johnny debe cumplir. Si fuese Argentina me hubiese involucrado de lleno.

Igualmente, más allá de que muchos datos se me hayan escapado, puede resultar válido el debate al que invita la novela resumida en una sola pregunta: ¿Si pudieses viajar en el tiempo matarías a Hitler? 

Es bastante polémica la pregunta y es lo que me llevo de valor, sin responder, de La zona muerta.