Título: El susurro de la medianoche.
Autor: Charles L. Grant.
Editorial Martínez Roca
Colección Super Terror
Año 1988
La propietaria de una juguetería de Oxrun Station vende piezas de ajedrez que representan las efigies de antiguos dioses celtas. Un extraño psiquiatra las colecciona. Uno de los enigmáticos niños que frecuentan la juguetería aparece ahogado en el estanque del parque en misteriosas circunstancias. Su padre también muere al incendiarse el coche que conducía… Empieza una sucesión de muertes que parece no tener fin… ¿Qué morbosa influencia pueden tener las extrañas figuras? ¿Qué misteriosos rituales procedentes de la noche de los tiempos exigen el sacrificio de vidas humanas? ¿De dónde provienen las voces que susurran durante la noche palabras incomprensibles?
RESEÑA
Esta novela formó parte de la colección Súper Terror de la editorial Martínez Roca y debo decir que me ha decepcionado. Si bien tiene elementos atractivos, el desarrollo es muy lento y no sostiene el misterio, por el contrario se vuelve más aburrido conforme avanza la trama.
Dale es una mujer que hereda la juguetería de su padre. Dándole un cambio al lugar, incorpora piezas de colección; muchas de estas hechas por un vecino Dave Campbell. Cuando el hijo de este muere en un extraño accidente en el parque, Dale siente que algo la persigue.
Uno de los problemas que le veo es que el autor es muy redundante y explica lo explicado. Los personajes son irritables e incluso los diálogos son repetitivos. Durante varios capítulos no pasa nada y sólo es Dale y su amigovio Víctor, yendo de un lado para otro.
El final me pareció abrupto y creo que se desperdiciaron buenas ideas.
Otro tema a destacar es la información de la sinopsis de esta edición: literalmente te cuentan todo. Algo que creo el mundo editorial debería revisar. Muchas veces no quiero leer las sinopsis para que no me quemen el contenido con spoilers. En especial en libros con suspenso.
No tengo mucho más para aportar, me apena porque tenía muchas ganas de leer El susurro de la medianoche y Charles L. Grant suele ser mencionado como una visita obligada si soy adepta al terror.