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Ceremonias macabras


"Estaba preocupada. Había visto a la mujer y era ella, la mujer cuya venida tanto temía. Había reconocido el cabello rojo y el rostro fervoroso, casi ascético, como el de una Juana de Arco que no conocía su destino. Una víctima sagrada..."


Título: Ceremonias macabras

Autor: T.E.D. Klein

Editorial Martínez Roca

 

En Gilead, un pueblo de escasamente doscientas personas, suceden cosas extrañas y sobrenaturales. Actos atroces, crímenes irracionales, deseos inconfesables, corrupciones incontroladas... Hechos abominables que carecen de toda explicación interrumpen el idilio amoroso de una joven pareja en vacaciones... Carol y Jeremy notan, aterrorizados, que son los instrumentos sin voluntad de un poder extraño que les obliga a actuar. Ritos que permanecieron olvidados durante siglos... Homenajes a la perversión... Ceremonias macabras orquestadas en un lugar de pesadilla...

 


Ceremonias macabras es una novela de T.E.D. Klein que descubrí mirando el viejo catálogo de terror de la editorial Martínez Roca. La misma podría englobarse directamente dentro del rótulo "folk horror", muy utilizado últimamente cuando se habla de cine. 

 

La historia comienza siglos antes de la humanidad, cuando un ser amorfo queda dormido en un árbol esperando el momento ideal para resurgir y apropiarse del mundo. Tiempo después un niño de una comunidad rural cercana se vuelve su lacayo. El fin está por comenzar.

En la actualidad (década del ochenta) Jeremy Freirs es un hombre blanco de veintinueve años que ve un aviso en su lugar de trabajo; se alquila una pieza en una granja a una hora de la ciudad de Nueva York. Les escribe a los dueños que aceptan encantados, y parte rumbo a la comunidad de Gilead. Sus lugareños, religiosos y puritanos, no ven con buenos ojos la intrusión de un forastero, aunque sea sólo por la temporada de verano. El dueño de la granja, Sarr, está endeudado y el dinero extra le viene bien. Sarr tiene a su madre, la señora Poroth, una vidente que emplea imágenes como método de adivinación y que sabe que el forastero es sólo el primer indicio de que el mal está despierto. Sarr vive junto a su esposa Deborah y sus siete gatos. 

Freirs quiere pasar el verano alejado de la tentación de la ciudad para dedicar el tiempo a desarrollar su tesis sobre literatura gótica. Se la pasa leyendo a Bram Stoker, Shirley Jackson, Algernon Blackwood, entre otros, a los cuales crítica constantemente. Freirs invita a Carol (la mujer que le gusta) porque quiere tener sexo con ella, pero la pelirroja es una puritana catolica y virgen de veintidos años, elegida (por supuesto) para el ritual de sacrificio. 

Así, en Nueva York, Carol conoce al anciano, Rosie, quien con la excusa de un trabajo logra convencerla de aprender un viejo dialecto para dar paso a las ceremonias que abrirán las puertas de este mundo al ser que aguarda en el árbol. 

 

La novela está dividida en doce libros como si se tratase de una profecía. La narración oscila entre el diario de Freirs en primera persona, y la tercera persona para contar todos los acontecimientos que este hombre no puede ver. El lector se va enterando de cada detalle y los personajes pasan a ser puros títeres que no saben que sus acciones tendrán consecuencias nefastas para el mundo que conocen.

T.E.D. Klein no escatima en detalles sangrientos y crea momentos de mucha tensión con imágenes potentes (las cartas del tarot, el ascensor y Rochelle, el trance en el techo del granero, las serpientes, la gata poseída) Hay algo arcaico y poderoso en las descripciones que causan por lo menos, impresión. El suspenso se apodera de cada capítulo. Cada párrafo es una pieza del rompecabezas. Un salto al vacío.

Si les genera miedo el fin del mundo al estilo bíblico, esta novela puede ser para ustedes. Todo se va cociendo muy lento pero en cada párrafo hay algo siniestro que puja por salir. El autor juega con el miedo a la naturaleza; desde los animales de granja hasta los insectos, los cataclismos, la luna llena, la propia oscuridad. 

 

Como crítica creo que los personajes son bastante estúpidos (quizás es la época, quizás es la mejor manera que encontró el autor para que sean parte de la voluntad del Mal) Carol es demasiado negadora, demasiado. Jeremy Freirs es un machista de ciudad que sólo quiere sexo. Básico y cínico. 

Sarr y Deborah, en cambio, me cayeron mejor a pesar de que están atravesados por las creencias y costumbres del lugar. Duermen con sus siete gatos a quienes tratan como sus hijos. 

 

Me quedé fascinada con este descubrimiento literario y sin dudas, pasa a mi lista de favoritos. El fanatismo religioso y sus prejuicios son una herramienta preciosa para desatar el caos, más si esta comunidad es una secta tan cerrada.

Lo que puede llegar a pasar al terminar de leer este libro es que no quieran pasar una temporada en el campo. Hay que correr el riesgo. 

 

 


Frases del libro

"Hemos olvidado totalmente el horror del auténtico pecado. ¿Qué sentiríais, de verdad, si vuestro gato o vuestro perro empezasen a hablaros y a discutir con vosotros usando acentos humanos? Os inundaría el horror, estoy seguro de ello. Y si las rosas de vuestro jardín cantasen una extraña canción os volveríais locos. Y suponed que las piedras del camino empezasen a hincharse y a crecer ante vuestros ojos, y que el guijarro en el que os fijasteis por la noche hubiese alumbrado flores pétreas por la mañana... Bien, esos ejemplos pueden daros alguna noción de lo que realmente es el pecado."

 

 

 

"¿Qué estaba sucediendo? ¿Acaso había caído sobre ellos alguna maldición? Al principio, esas preguntas fueron individuales, pero a medida que pasaba el día y todos fueron enterándose de las calamidades de los demás empezaron a tener cada vez más miedo y se lo preguntaron unos a otros. ¿Qué estaba pasando?, se preguntaban. ¿Qué significaba todo esto?"

 

 

"No era modo de pasar el verano, escondido en una granja infestada de gatos mientras que otro felino, éste decididamente un maníaco homicida, acechaba por los alrededores. Todo eso estaba convirtiéndose en una pesadilla y quería escapar de ella."

 

 

"Un verano entre libros, qué perspectiva tan magnífica..."