"Los maestros religiosos discrepan cuando tratan de explicar la diferencia entre el bien y el mal: lo que para uno es un milagro, es magia negra para otro. Los buenos profetas han sido apedreados, pero también los médicos-brujos. Lo que en una época es blasfemia se convierte en palabra sagrada en la siguiente, y la herejía de hoy es el credo de mañana."
Monte Veritá es un cuento largo o nouvelle (aunque no está dividida en capítulos) de Daphne Du Maurier (Rebeca) que explora el misticismo y la búsqueda constante de una verdad universal.
Comienza siendo una canción de amor a las montañas con dos amigos: Víctor y el narrador, ambos expertos escaladores. Cuando Víctor le presenta a su novia, Anna, el amigo siente una conexión instantánea que mantiene en secreto por lealtad.
Anna es un extraño personaje, muy misteriosa, que no quiere saber nada con ir a la montaña porque estas exigen todo. Al principio no se entiende si esta hablando sobre el esfuerzo que requiere esta actividad o si por el contrario, es una metáfora.
Tras casarse la pareja, Víctor convence a Anna de explorar la cima de la montaña Monte Veritá. Allí se encuentran con los lugareños quienes les advierten que es muy peligroso para las mujeres, ya que allí habita una secta comandada por una sacerdotisa druida. Efectivamente Anna es llamada por este ser y desaparece tras los muros de piedra que se erigen sobre el pico de la montaña. Víctor cae en la desesperación y su amigo intenta buscar respuestas, pues piensa que se volvió loco.
Por otra parte se menciona a la primera guerra mundial, ya que Anna es captada por esta secta en el año 1913. Un año más tarde, los dos amigos se alistan en el ejército británico, cada uno por su lado, perdiendo esperanzas de recuperar a Anna.
Es una gran historia que permite reflexionar sobre el propósito de vida, que de alguna manera critica a la sociedad occidental y su consumismo.
Si bien está maravillosamente narrado, por momentos, la lectura se torna algo pesada. Quizás es la ansiedad de saber cómo terminará esta historia que incluye un triangulo amoroso, que evoca imágenes de druidas adorando al sol y a la luna, de pieles pálidas y túnicas blancas.
Con un final demoledor y diálogos bien diagramados, la autora va tejiendo el misterio en torno a esta secta mística que parece tener un efecto mayor sobre las féminas.
Una gran lectura sobre el significado de la vida y el vacío existencial con una pluma magistral, que nos empapa de montañas a la luz de luna.