—Es fácil advertir que usted no es marino, doctor —observó—. Hay una docena de cosas singulares en él. Es una nave abandonada y ha estado flotando, por lo que se ve, durante unos cuantos años. Mire la forma de la bovedilla, y la proa, y el tajamar. Es tan vieja como las colinas, y tendría que haberse ido a reunir con Davy Jones (especie de demonio marino) hace tiempo. Mire las excrecencias y el espesor de los aparejos; calculo que todo eso son incrustaciones de sal, ¿nota el color blanco? Ha sido una barca pequeña: fíjese que apenas si le queda un metro de arboladura superior. No queda nada en las eslingas; todo está podrido. Me gustaría que el viejo nos permitiera ir en bote a darle un vistazo; podría valer la pena.
La nave abandonada es una historia que transcurre en alta mar durante una noche oscura. El capitán Gannington junto algunos pilotos y el narrador principal, un doctor, divisan un navío pequeño que parece atrapado en una sustancia marrón. No se ven personas a bordo, parece totalmente abandonada. Curiosos, van hacia ella en una pequeña embarcación a remo. Lo que encuentran allí es sumamente asqueroso y voraz.
La obra del escritor inglés William Hope Hodgson estuvo caracterizada por sus relatos marinos, ya había reseñado Una voz en la noche de 1907 que guarda varias similitudes con este.
La nave abandonada se cuece lento, contiene descripciones minuciosas lo cual hace que no se deje nada a la imaginación. Las imágenes son claras causando asco y desazón.
La contra a mi entender, es que sabemos que el doctor sobrevivió porque es él quien comienza el relato alertando a sus oyentes que la anécdota ocurrió cuando era joven. Esto hace que el lector cuente con información de antemano quitando sorpresa al final.
Si gustan de los relatos con gusto a sal marina, está historia oscura y aterradora nos los defraudará.