Johansson nos trae un libro muy entretenido de supervivencia.
Harley (sí, como Harley Quinn) viaja a Paris a visitar a su tía Chantal, súper modelo, y a Gretchen su prima de la misma edad; ambas adolescentes.
Harley está triste y enojada con sus padres que le han anunciado el inminente divorcio, con lo cual deberá decidir con cuál vivirá al retornar del viaje.
Ya el segundo día en la ciudad de la luz, Gretchen le presenta a su grupo de amigos a Harley. Juntos planean explorar las catacumbas con un guía particular.
Aquí ya tenemos el punto más atractivo que es el escenario central. Para quienes no están familiarizados con el lugar, las catacumbas de Paris son un circuito de túneles construidos bajo la ciudad, albergando más de seis millones de huesos humanos. La historia nos cuenta que en un momento los cementerios colapsaron y ya no era posible usar las fosas en común por lo que se tomó la decisión de trasladar a estos laberintos de piedra caliza. Actualmente sólo hay una parte de las catacumbas habilitada para los turistas, el resto (la mayoría) está cerrada. Pero, siempre hay un pero, varias personas se meten ilegalmente por otros accesos organizando excursiones, fiestas, proyecciones o incluso rituales. En Instagram pueden buscar el hashtag #cataphile encontrando muchas fotografías de dichas exploraciones, así como ver los grafitis que decoran las paredes, a veces incluso los techos cuando son muy bajos.
Si la policía francesa te descubre, tenes que pagar una multa de 60 euros. Varios turistas se han perdido dentro de las catacumbas, también han muerto o de hambre o sed.
De estas tragedias se nutre este libro de ficción. En Hasta los huesos, un derrumbe en una de las cuevas produce la muerte del guía o cataphile. El grupo de jóvenes deberá encontrar la salida antes de quedarse sin provisiones. No la tendrán nada fácil, en especial cuando uno de ellos aparece muerto, presuntamente asesinado de un golpe en la cabeza.
Lo que más me gusta de Johnson es la astucia de jugar con varios elementos a la vez: la paranoia, las historias sobrenaturales de fantasmas que rodean al lugar, un potencial asesino.
La novela está escrita en primera persona a través del personaje de Harley, los adolescentes quizás se sientan más identificados, a mi me costó un poco entrar con ella.
El punto a favor es que al inicio de cada capítulo a modo de crónica, la autora nos muestra la investigación policial cuando Chantal, madre de Gretchen, denuncia la desaparición de las chicas. Entonces tenemos mensajes de texto, mails, declaraciones de involucrados. El reloj corre y no hay tiempo que perder, es una situación de vida o muerte.
Es una novela entretenida, no pretende nada más y eso me gusta. No apto para claustrofóbicos, eso seguro.
La recomiendo como lectura ligera pero atrapante.