Título: El resplandor
Autor: Stephen King
REDRUM. Esa es la palabra que Danny había visto en el espejo. Y aunque no sabía leer, entendió que era un mensaje de horror. Danny tenía cinco años. Y a esa edad pocos niños saben que los espejos invierten las imágenes y menos aún saben diferenciar entre realidad y fantasía. Pero Danny tenía pruebas de que sus fantasías relacionadas con el resplandor del espejo acabarían cumpliéndose: REDRUM… MURDER, asesinato. Pero su padre necesitaba aquel trabajo en el hotel. Danny sabía que su madre pensaba en el divorcio y que su padre se obsesionaba con algo muy malo, tan malo como la muerte y el suicidio. Sí, su padre necesitaba aceptar la propuesta de cuidar de aquel hotel de lujo de más de cien habitaciones, aislado por la nieve durante seis meses. Hasta el deshielo iban a estar solos.
Confieso que tardé en leerlo porque le tenia idea. Conocía la historia después de ver la película de Stanley Kubrick y la miniserie de 1997, el hecho de que se tratase de un hombre que quiere matar a su esposa y a su hijo no me gustaba nada, y si bien el terror es eso, lo que te incomoda, lo que te repugna, lo que te confronta con los demonios propios, no tenia ganas de empatizar con Jack Torrance, el protagonista de El resplandor. Y puedo decir con orgullo que no lo hice. Lo que no me esperaba y fue una grata sorpresa, es lo bien delineados que están los personajes de Wendy y de Danny, que es para mi, el alma de esta historia, de hecho el título de la obra alude directamente a él, por la habilidad sensitiva que posee.
Wendy es una mujer con un vinculo de mierda con su madre, quien toda la vida o gran parte de ella, la ha culpado de la separación de su padre. La menosprecia y Wendy encuentra en Jack el sostén para no quebrarse. Hasta ahí muy freudiano todo.
Jack es un hombre que ha tenido una infancia violentada por un padre machista que lo educó a los golpes y que estuvo a punto de matar a su madre de la misma manera. Sufrió mucho tiempo adicción a la bebida por la cual estuvo a punto de destruir la relación con Wendy y Danny. Toda la novela vemos como su mal genio y la falta de control de sus impulsos primitivos lo hicieron estropear las oportunidades de salir adelante. A los tropezones y con esperanzas de salir adelante, los tres llegan al escenario principal, de los más siniestros creados por Stephen King; el gran hotel de lujo Overlook.
Danny es un niño de cinco años que sabe cosas, es como un antena que capta todo lo que pasa a su alrededor. Puede saber que piensan sus padres aunque no entienda desde la razón las preocupaciones adultas. Tiene un "amigo invisible" Tony, quien le muestra fragmentos de eventos, por eso Danny llega muy compungido al Overlook, porque ha tenido pesadillas y malos augurios. Allí conoce al señor Hallorann (sí como la protagonista de la novela El reloj de sol de Shirley Jackson, es sin dudas un guiño de King) quien le cuenta qué es el esplendor (o resplandor) y que tenga mucho cuidado del hotel, en especial del jardín ornamental y de la habitación 217, a la que nunca, bajo ningún tipo de circunstancia, debe entrar.
Hace mucho tiempo que no sentía tanto miedo con una lectura, me puso los nervios de punta. Claro que tomé partido por Wendy y Danny porque un hombre tan inestable como Jack es una bomba de tiempo, nunca se sabe que circunstancia o palabra activará a la bestia interna capaz de destrozar todo a su paso. Él es el verdadero antagonista de la historia, el hotel solo lo activa, aunque sospecho que muchos se habrán sentido identificados (que terror) con su mal genio y con sus eternas justificaciones. Jack sufre de lo que yo llamo "el síndrome de la buena persona"; gente que toma muy malas decisiones, muchas que dañan severamente a sus seres queridos y destruyen vínculos, pero que aun así se defienden a sí mismos, alegando tener buenas intenciones porque son buenas personas.
El resplandor es una historia sobre los demonios propios, los demonios colectivos y como estos se activan bajo ciertos estados de extremo estrés. Es una novela de terror puro que recomiendo a todos los amantes del género.