"Todas las mujeres de la familia Blackwood habían recogido la comida que daba la tierra y la habían conservado, y los tarros de intensos colores con embutidos y verduras y mermeladas granate, ámbar y verde oscuro estaban uno al lado de los otros y allí se quedarían para siempre, como un poema compuesto por las mujeres de la familia Blackwood."
Título: Siempre hemos vivido en el castillo
Autora: Shirley Jackson
Número de páginas: 204
Editorial: Minuscula
Fecha de publicación: 2019
Sinopsis: Merricat lleva una vida solitaria en una gran casa apartada del pueblo. Allí pasa las horas recluida con su bella hermana mayor y su anciano tío Julián. En el hogar de los Blackwood los días discurrían apacibles si no fuera porque los otros miembros de la familia murieron envenenados allí mismo; en el comedor; seis años atrás.
"Me llamo Mary Katherine Blackwood. Tengo dieciocho años y vivo con mi hermana Constance. A menudo pienso que con un poco de suerte podría haber sido una mujer lobo, porque mis dedos medio y anular son igual de largos, pero he tenido que contentarme con lo que soy. No me gusta lavarme, ni los perros, ni el ruido. Me gusta mi hermana Constance, y Ricardo Plantagenet, y la Amanita phalloides, la oronja mortal. El resto de mi familia ha muerto."
Shirley Jackson ha comentado en entrevistas que los personajes femeninos principales de esta novela son dos caras de una misma moneda. Así es como la bella Constance es el ama de casa perfecta para la década del cincuenta en los Estados Unidos, y Merricat es la mujer lobo de aspecto salvaje que realiza rituales de protección, siendo rechazada socialmente. Es a través de la segunda que nos metemos de lleno en Siempre hemos vivido en el castillo. Escrita en primera persona, la autora juega con lo que no se cuenta y los lectores no tardamos mucho en descubrir que nuestra interlocutora no es muy confiable.
Seis años atrás gran parte de la familia Blackwood fue envenenada en una cena familiar, el único sobreviviente es el tío de las protagonistas que ha quedado con secuelas que incluyen tener que trasladarse en silla de ruedas. La policía acusó a Constance pero tras un juicio fue absuelta. Merricat en ese momento se encontraba castigada por su padre, en su dormitorio.
Las chicas viven recluidas en la mansión señorial que incluye varias hectáreas alrededor. Merricat nos cuenta que dos días a la semana tiene que ir al pueblo a comprar provisiones soportando las burlas, el maltrato y la desidia de los lugareños que odian a los Blackwood.
"Me imagino que el pueblo estaba lleno de corazones podridos que codiciaban nuestras pilas de monedas de oro, pero eran cobardes y temían a los Blackwood."
Por su parte, el tío Julien trata de recordar cada detalle de aquel fatídico día para escribir una crónica. El tiempo pasa con Constance cocinando mientras cuida de su huerta fértil y Merricat enterrando cosas en el jardín acompañada de su gato Jonas, pero hay un quiebre en la rutina cuando un primo lejano se presenta en la casa queriendo apoderarse de la atención de Constance y de la fortuna familiar.
La prosa de Shirley es perversa, socarrona, implícita y logra que los lectores tengamos que estar muy atentos a lo dicho entre líneas. Hay un juego todo el tiempo con Merricat, personaje fascinante, una contradicción constante que descoloca e invita a seguir hasta el final. También hay algo de brujas en las mujeres Blackwood; su contacto con la tierra en el caso de Constance que la prepara, la trabaja así como también la valora y la respeta y Merricat que utiliza cualquier objeto como amuletos de protección.
"La comida viene de la tierra y no podemos permitir que se quede allí y se pudra; hay que hacer algo con ella." (Constance)
"Siempre enterraba cosas, incluso cuando era pequeña; recuerdo que una vez dividí el campo en cuatro partes y enterré algo en cada cuarto para hacer que la hierba crezca más alta a medida que yo crecía, y así tener siempre un lugar en el que esconderme." (Merricat)
No es una novela fantástica en absoluto, sin embargo tiene magia. Es como un cuento de hadas siniestro en el que los roles nunca están claros. Algunos análisis literarios la describen como el horror domestico al que estaban confinadas las mujeres por aquel entonces. Con Shirley Jackson las casas resultan ser prisiones para sus féminas.
El lazo indestructible entre las hermanas es el corazón de esta macabra historia; ambas se quieren profundamente, se apoyan, se defienden y en el caso de Merricat, hay una fascinación casi morbosa.
Shirley Jackson es mundialmente famosa por el libro La maldición de Hill House pero es Siempre hemos vivido en el castillo su obra cumbre. Su labor como escritora es impecable y a mi parecer no tiene el reconocimiento que merece.
Portadas de Siempre hemos vivido en el castillo
Bio de la autora
Shirley Jackson (San Francisco 1916 – Bennington 1965) estudió en la Universidad de Syracuse. En 1948 publicó su primera novela The Road Through the Wall y el cuento La lotería. Sus novelas son "Hangsaman" (1951), "The Bird’s Nest" (1954) y "The Sundial" (1958), y los ensayos autobiográficos "Life Among the Savages" (1953) y "Raising Demons" (1956) han ejercido una gran influencia en A. M. Homes, Stephen King, Jonathan Lethem, Richard Matheson y Donna Tartt, entre otros escritores.
En 1962 publicó Siempre hemos vivido en el castillo, que fue considerada por la revista Time una de las diez mejores novelas del año.